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«No pude salir del monasterio para ver a mi madre cuando falleció»

La monja clarisa capuchina de sa Pobla, Margarita Obrador, cumplió cien años

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La comunidad de monjas del monasterio de Clarisas Capuchinas de Pama celebró recientemente el centenario de una de sus más queridas hermanas. Se trata de sor Margarita Obrador Socias, que goza de buena salud y de una excelente memoria.
Natural de sa Pobla, hija de Josep y Jerónima (de Can Obrador) y tercera de nueve hermanos, ingresó en dicho monasterio de la calle Jaquotot de Palma en el año 1927 cuando contaba 19 años.
«En casa, -señala la centenaria- fuimos tres hermanas las que nos hicimos monjas. La mayor está en el monasterio de Santa Clara de Palma y tiene 102 años, y una hermana menor de 90 años es franciscana».
Margarita Obrador recuerda que «a los 14 años le dije a mi confesor que quería ser monja. No tenía valor para decirlo a mis padres y el día de Navidad un tío mío se lo dijo. No se opusieron, y es más, me animaron aunque mi padre quería saber cierto si mi vocación era duradera o volandera.
Fui postulante, novicia, tres años de votos simpes y luego profesé. entonces no se salía para nada de las paredes monacales. Venían los médicos, todos los de la familia Sureda, a vernos y de gratis. En el monasterio ayudé en casi todo: cocina, limpieza, pasamanería y en la sacristía».
Margarita Obrador explicó: «En todos estos años sólo estuve una vez en sa Pobla para ver a mi madre ya muy enferma y sólo una hora. No la vi ni cuando falleció».
La centenaria fue abadesa dos trienios, actualmente ve la televisión, «todo lo del Papa», asegura, y lo «religioso», y además hace cuevas para belenes que luego se venden. Está muy satisfecha en que haya jóvenes novicias en la comunidad.

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