Daniel Estulin (Lituania, 1966), pasa por ser a día de hoy un experto mundial en los entresijos de las «élites secretas del poder internacional». De hecho, lleva vendidos más de 3 millones de ejemplares de 'La verdadera historia del club Bilderberg', la sociedad que acaba de reunirse en Sitges, con especial atención de los medios informativos españoles.
-¿Se dedicó usted a investigar años el 'club Bilderberg' o a ser su propagandista?
-Ahora ya podría ser una duda hasta para mí mismo, pero sarcasmos aparte creo haber hecho una interesante labor al difundir lo que hacen un pequeño grupo de personas que está controlando los hilos del poder a escala mundial.
-¿Dónde adquirió usted la capacidad de investigación sobre un poder que llama oculto?
-Seguramente de los doce años en los que trabajé para el KGB. Allí se aprendía mucho sobre cómo algo puede parecer casual y en realidad estar muy preparado.
-¿Es el 'club Bilderberg' otra más de esas sociedades secretas que conspiran para dominar el mundo?
-No. Para empezar no es secreta sino totalmente real y tangible. De hecho yo lo denominaría una institución oficial.
-¿Su objetivo es controlar la economía mundial?
-En sentido estricto no, por cuanto muchos de sus integrantes tienen tanto dinero como para detestarlo. Es algo más sutil, más estético podríamos decir. Les molestan los Estados y las naciones, serían más partidarios de un gobierno mundial, y eso es lo que quisieran conseguir en la sombra. No soportan que seamos ya más de 6.000 millones de personas en el planeta, a los que llaman «comilones», «inútiles» y «masa sucia».
-Siendo tan herméticas las reuniones de ese grupo, ¿cómo consiguió usted tantos contenidos de sus conversaciones?
-Es obvio que porque tengo topos en la organización, y soy el vehículo para que lo discreto no termine siendo secreto.
-¿Por qué ha pasado con 'Conspiración Octopus' de la investigación a la ficción?
-Quizá sea una mejor manera para divulgar la misma cuestión. Tengamos en cuenta que cuatro quintas partes de la novela son la pura realidad.
-¿Le gusta ser un autor muy vendido en los hipermercados?
-No veo ningún problema con ello. Me gusta ser un autor al que leen.