Coincidiendo con el séptimo aniversario de la muerte del obispo de Mallorca Teodor Úbeda, la Fundació Amics del Patrimoni celebró ayer un sencillo y emotivo acto en recuerdo del prelado, en el que participaron amigos suyos y que se cerró con un concierto de la Schola Gregoriana de Mallorca.
El primero en intervenir fue el canónigo Joan Bestard, quien resaltó los rasgos de un hombre al que consideró «un amigo y un maestro en el campo humano y pastoral».
Bartomeu Català, presidente de Projecte Home, recordó anécdotas compartidas, confirmó, como casi todos los que intervinieron, la gran capacidad de trabajo del obispo de Ontinyent y confesó que «siempre me impresionó de él que era muy hombre y muy creyente».
La visión que aportó Damià Pons, senador por Balears, fue más «la de un ciudadano», y desde esa mirada valoró su aportación a la Iglesia de Mallorca y agradeció algunas de sus actuaciones durante su etapa como conseller de Educació.
Ortodoxos
Arximandrita Makary, máximo representante de la Iglesia Ortodoxa en el Estado español y Portugal, no quiso faltar al homenaje a un hombre que «acogió a una iglesia que no era la suya» y ayudó a que creciera en la Isla. «Fue él quien me dijo que los ortodoxos de Mallorca necesitaban un pastor y propuso la que hoy es nuestra parroquia, Santa Catalina de Siena».
También la ex alcaldesa Catalina Cirer y el sacerdote Andreu Genovart compartieron recuerdos y vivencias con el obispo.
El actual prelado, Jesús Murgui, cerró el acto afirmando que «Teodor Úbeda se transfiguraba en Ontinyent» y que «con él mantuve una relación muy fuerte durante algunos años -fui rector suyo en la parroquia de Ontinyent- y compartimos cosas importantes, como la cuna de nuestra formación».
Úbeda fue obispo de Mallorca durante más de 30 años. Natural de Ontinyent, murió a los 71 años y descansa en la Capella de Sant Pere de la Seu.