Más de 3.000 personas, entre 4.500 y 5.000 según los organizadores, salieron ayer a la calle para exigir al Gobierno de Zapatero que no retrase la edad de jubilación de 65 a 67 años.
Tras una gran pancarta en la que se podía leer 'En defensa de las pensions. No als retalls¡' estaban los secretarios generales de los dos sindicatos organizadores, la UGT y CCOO, Lorenzo Bravo y Katiana Vicens respectivamente, quienes manifestaban que «todos nosotros hemos salido a la calle para dejar claro nuestro absoluto rechazo a la propuesta de retrasar la edad de jubilación» y apuntando que «las medidas tienen que ser acordadas, no impuestas».
«Lo único que se hace con este tipo de propuestas -indicó Vicens- es favorecer a las aseguradoras y a los bancos, ya que se fomenta que los trabajadores tengan miedo y se apunten a contratar un plan de pensiones».
Bajo gritos de 'Zapatero dimisión' y 'no al retraso de jubilación', los manifestantes recorrieron el centro de Palma desde la Plaça d´Espanya hasta el Passeig des Born donde los dos secretarios generales recordaron que «la Seguridad Social es el eje vertebrador de la solidaridad» y que la lucha pasa por continuar mejorando las pensiones mínimas y la adopción de medidas que mejoren la financiación del sistema de pensiones, que, tal y como recordaron ambos dirigentes de las dos sindicatos mayoritarios «continúa teniendo superávit».
Insolidaria
CCOO y UGT rechazan la propuesta del Gobierno central calificándola de regresiva, insolidaria, equivocada e imprudente «porque amenaza con romper el consenso político y social necesarios para la estabilidad del sistema».
«Creemos que es una propuesta equivocada porque se centra en el gasto de la Seguridad Social y no en los ingresos, e incumple compromisos ya adquiridos para incrementar las aportaciones públicas a la financiación del sistema», apuntan desde ambos sindicatos.
Argumentos compartidos por los más de 3.000 personas que ayer salieron a la calle para exigir la retirada de la propuesta y un consenso social sobre las pensiones.