Numerosas localidades mallorquinas despidieron ayer las fiestas de Carnaval con el tradicional entierro de la sardina, preámbulo del inicio de la Cuaresma.
El núcleo marratxiner de Pòrtol despidió ayer els darrers dies con la celebración de la XVIII edición de su ya tradicional entierro de la sardina. «Contamos con 112 kilos de sardinas, que suponemos bastará para celebrar la fiesta», afirma Francisca Rigo, presidenta del club de la tercera edad. A las seis de la tarde, de la sede del club de los mayores salió el 'cortejo fúnebre' con una hermosa sardina realizada por los veteranos del club, que iba portada por cuatro socios rigurosamente enlutados. Tras ellos, la abanderada, cuatro monaguillos y el clero, seguido de todo el grupo municipal encabezado por el alcalde de Marratxí, José Ramón Bauzá, que acompañaba a la presidenta Francisca Rigo. Detrás, la comitiva de participantes vestidos de luto y exteriorizando un continuo 'llanto de dolor' provocaron no pocas sonrisas entre quienes presenciaban el desfile. El cortejo finalizó su recorrido en la plaza Can Flor, donde la presidenta leyó una glosa escrita por Bárbara Palou. Acto seguido la sardina fue quemada y reducida a cenizas ante el 'dolor y el profundo sentimiento de tristeza' que inundaba a los asistentes al tradicional 'entierro'. Cientos de personas se sumaron a una fiesta en la que se degustaron cocas mallorquinas variadas, sardinas y coca dulce dels darrers dies. Tampoco faltó el buen vino para aliviar las penas que supuso la conclusión de una semana de fiesta y el inicio de la Cuaresma.
El entierro de la sardina pone fin a los carnavales
Entierro de la Sardina en Pòrtol | Pere Bota
M. Azagra-J. Socies |