PATRICIO CANDIA/VÍCTOR MALAGÓN
El juez instructor del 'caso Palma Arena', José Castro, imputó ayer a otras tres personas, el aparejador Miguel García-Inés, la secretaria del decorador Francisco Obrador, María Emilia Rodríguez y una vendedora de electrodomésticos, Josefa Lorca, por los pagos en negro en el palacete del ex presidente del Govern Jaume Matas. Ésta última inició su declaración en calidad de testigo y la acabó como imputada ya que, según el juez, «ha faltado a la verdad para encubrir a otras personas». Asimismo, más proveedores admitieron que habían cobrado por sus trabajos en el inmueble en efectivo y que ninguno de ellos había librado facturas, entre ellos el carpintero Nadal Crespí, que cobró 55.000 euros en negro, según afirmó.
García-Inés y María Emilia Rodríguez, de la empresa Denario, fueron citadas tras escuchar la declaración del electricista Antonio Cabot, quién afirmó que el aparejador y la secretaria de Obrador le habían llamado por teléfono para decirle que mantuviera silencio sobre el dinero cobrado en efectivo. Cabot, asimismo, rectificó su declaración inicial ante la Guardia Civil y admitió que cobró 54.729 euros en efectivo por su trabajo en el palacete de Matas, y que sólo expidió una factura por 8.250 euros. Explicó que le pagó el aparejador de Denario Miguel García-Inés. Éste, por su parte, reconoció ante el juez que la mujer de Matas, Maite Areal, le entregaba los sobres con dinero en efectivo para pagar a los proveedores.
El aparejador, que fue defendido por un abogado de oficio, negó haber coaccionado al electricista para que no dijera que había recibido dinero en efectivo. También declaró Josefa Lorca, que trabajaba para el padre de Matas en 'Eléctrica Matas'. Su relato no convenció al juez porque denota «un evidente ánimo falsario». Explicó que se quedó con los productos de 'Eléctrica Matas' (la tienda fue liquidada en 1995) tras una valoración de los mismos en que la participó Jaume Matas. Dijo que el dinero de lo que iba vendiendo lo guardaba en una hucha, y que con parte de él pagó una cocina en Cas Catalá (antigua residencia de Matas). También, habría pagado 32.000 de los 45.000 euros del coste de los televisores adquiridos por Matas para su palacete. El juez no le creyó.