El público de «Llàgrima de sang» ha marcado un punto de infllexión en todo lo que son las series de ficción», asegura Humberto Miró, el jóven director andaluz de 34 años de la serie que concluye hoy esta temporada con la emisión del capítulo 195. Su difusión ha alcanzado, según Miro, «el 8'5 de share, por encima de la audiencia media de IB3 en prime time, que tiene mucho más mérito y es el resultado, en su opinión, de una idea orientada al público balear, que puede verse identificado con los personajes a nivel personal de alguien conocido».
Así, la vida urbana se intercala con el campo con un elemento esencial en este ámbito, como es el vino y su proceso de elaboración desde el viñedo a la bodega y su degustación en la mesa. Miró incide así en la proyección local de la serie muy ligada a la cultura y la tradición insular pero siempre actual, con la particularidad que se emite haciendo coincidir las estaciones del año en tiempo real. «También posee un toque de intriga que se mantiene en todos los capítulos, en los cuales han participado hasta alrededor de 80 actores, de los cuales 28 son fijos. La idea desarrollada junto a Xavier Uricio ha partido de la idiosincrasia de la gente de aquí, para conectar más con el público balear, y a través de los personajes que van apareciendo se han respetado los modismos lingüísticos de cada isla.»
En el capítulo 194 la relación entre Pau y Joana continúa aún en crisis pero la línea argumental, anticipa Miró, ofrecerá algunas sorpresas y experimentará un cierto cambio en la próxima temporada. Así, la vida seguirá su camino y habrá momentos de satisfacción para los Llompart con el agroturismo. «Los jóvenes vivirán un proceso de desmembración. Los espectadores descubrirán el misterio de Na Catalineta, no solamente dónde está Claudia». Las reglas del culebrón son las reglas de la historia clásica. Son historias con un principio, un desarrollo y un final. Pero aquí con un elemento sobrenatural.