Las principales autoridades de las Islas, familiares y amigos quisieron darles su último adiós a las siete víctimas mortales que se cobró el derribo del edificio de la calle Rodríguez Arias y a las dos del incendio del Molinar. La ceremonia religiosa, que se celebró en la iglesia de Sant Sebastiá, estuvo oficiada por el obispo de Mallorca, Jesús Murgui.
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El acto fue especialmente emotivo, ya que todos querían rendirle su último homenaje a María Inírida Correa, Pablo Andrés Valencia, Óscar Alfonso Ortíz, Jaume Perelló, Miquela Perelló, Uwe Stomberg, Wiebke Stomber, Cayetano y Pepita (los dos últimos fallecidos en el incendio del Molinar). El templo se llenó de personas de todas las nacionalidades y edades; todas ellas visiblemente emocionadas. El coro de la parroquia, que normalmente va vestido de blanco, se vistió de negro.
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A su llegada, el presidente del Govern, Francesc Antich, y la alcaldesa de Palma, Aina Calvo, se mostraron muy afectuosos con los familiares y amigos de las víctimas mortales. El jefe del Ejecutivo autonómico manifestó que «es el momento de estar con las víctimas y de intentar ayudarles a hacerlo más llevadero dentro de las posibilidades que tenemos desde las instituciones».
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También asistieron el delegado del Gobierno, Ramón Socías; el comandante general de Balears, Juan Carlos Domingo Guerra; la presidenta del Consell de Mallorca, Francina Armengol; así como los consellers d'Habitatge, Turisme, Afers Socials, Interior y Salut, Jaume Carbonero, Miquel Nadal, Josefina Santiago, Pilar Costa y Vicenç Thomàs.
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Por parte del Ajuntament de Palma también hubo una amplia representación: los regidores de Funció Pública, Turisme, Educació, Medi Ambient, Cultura y Mobilitat; José Hila, Joana Maria Borràs, Maribel González, Cristina Cerdó y Nanda Ramón, respectivamente. La oposición estuvo representada por el portavoz del PP, Julio Martínez; y los regidores Catalina Cirer y Segismundo Morey, entre otros.
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El presidente del PP balear, José Ramón Bauzà; el senador Pere Sampol; el diputado José María Rodríguez; el entrenador del Mallorca, Gregorio Manzano; así como los consuls de Alemania y Colombia, también asistieron al funeral.