El secuestro del atunero español Alakrana se ha convertido en un serio problema para el Gobierno ya que cuestiona la eficacia de la operación internacional, amparada por la Unión Europea, en la que participa la Armada para el control y vigilancia de los piratas somalíes. Todavía no se conocen los detalles del ataque al pesquero, cuyos captores lo han fondeado cerca de la costa a la espera de entablar unas negociaciones con el armador y obtener unos suculentos ingresos con los que poder seguir rearmándose. Éste es el círculo infernal en el que se encuentra inmersa Somalia, un país sin Gobierno que ha quedado en manos de bandidos.
La ministra de Defensa, Carme Chacón, especula con un secuestro largo y confía en la presión militar y diplomática para resolver la crisis mientras la Audiencia Nacional se dispone a procesar a los dos piratas detenidos tras la intervención de los militares a bordo de la fragata Canarias, que se encuentra desplegada en la zona.
En estos momentos el objetivo primordial debe ser la liberación o el rescate de los tripulantes del Alakrana, una prioridad que da la sensación de que el líder del Partido Popular, Mariano Rajoy, no comparte en estos momentos ya que, a tenor de sus manifestaciones, trata de obtener un rédito político a costa del Gobierno. Esta actitud dice muy poco en favor de la dirección de los conservadores, cuyos integrantes perciben -así lo reflejan los últimos sondeos- síntomas de debilidad en la proyección electoral del Gobierno que preside el socialista José Luis Rodríguez Zapatero. De cara al futuro queda abierta la polémica sobre la incorporación de militares en los pesqueros que operan en la zona, una medida que se ha mostrado eficaz para otros países.