En tan sólo cinco años la Correguda en Roba Interior de Bunyola se ha convertido en uno de los festejos más populares de Sant Mateu. Todos los vecinos del pueblo y ciudadanos de los alrededores llenan las calles de Bunyola participando o disfrutando del espectáculo. La prueba, por aquello de que dicen que es una carrera, consiste, no en llegar el primero, sino en lucir palmito con atuendo, cuanto más ligero, mejor. Prendas íntimas que se convierten en atrevidas y que en la gran mayoría de los casos simulan a héroes de cómics, personajes o auténticas leyendas. Si todo comenzó con una treintena de jóvenes lanzados, ayer fueron más de 300 participantes de todas las edades, correteando por las calles en calzoncillos, camisones, pijamas, bragas y sujetadores. Pero como se trata de una gran fiesta, los rostros del público manifestaban el éxito de algunos disfraces, como el de Xavier, que iba de Cupido con alitas y flechas incluidas. Quienes causaron sensación fueron los cuatro de «los calabacines rellenos», lechugas, brecol, pimientos y la verdura estrella, el calabacín, donde hubo uno que se pasó de tamaño y luego no podía correr. Las chicas que simularon a las famosas 'burbujas Freixenet' brillaban por su pintura y manchaban de lo lindo. Mucho paquete, entre los chicos, pero de bebé.
Este año, además de buen ambiente, hubo gran participación de familias y grupos de amigos. Aunque también vimos a algún despistado, como Batman.
Y reivindicativos que, trasero al descubierto, pedían «Salvem el castellet». Hubo un torito bravo y un elefante que llenaba, aunque fuera de algodones, la trompa. Las chicas apostaron por conjuntos de lencería negra, como las «viudas alegres», o las «angelitos», así como algunos que iban y no sabían de qué.
Y es que la única prenda obligatoria en esta carrera fueron los zapatos. Los participaron disfrutaron con una divertida y participativa 'correguda'.