Aunque de aquí al mes de octubre bien entrado se recogerá la uva hasta tres veces, comenzó ayer en la finca Son Vives de Banyalbufar la recolección de temporada de sus ocho parcelas, cuya superficie total es de 1'75 hectáreas, en las que hay plantadas 5.000 vides de malvasía, una variedad mediterránea muy aromática, de alto contenido polifenólico, buena acidez y rica en azúcares, estas dos últimas características muy difíciles de conseguir en un mismo fruto.
«Este año la cosecha será todavía mejor que la de 2008, más azucarada», señaló ayer Toni Darder, el principal responsable del celler, tras el corte de los primeros racimos.
Doce personas trabajaban desde el amanecer en este lugar único entre el mar y la montaña mallorquines para nutrir tanto la antigua bodega, que alberga 32 barricas de roble francés y centroeuropeo para la crianza y el envejecimiento de vinos, como las nuevas instalaciones, que cuentan con una capacidad de 25.000 litros, y que se pusieron en funcionamiento en septiembre de 2007 con los equipamientos y las técnicas más avanzadas de fermentación a temperatura controlada, aplicación de frío y maquinaria y depósitos de acero inoxidable.
Y es que en Son Vives, lo que fue un producto para consumo familiar hoy se comercializa sin que haya perdido este carácter de vino artesanal y en el que la mano del hombre interviene durante todo el proceso de elaboración.