Ya estamos en septiembre y disfrutar de un helado sigue siendo una de las grandes alternativas para calmar la sed. Por las calles de Palma podemos encontrar numerosas heladerías, desde las más tradicionales a las de tipo fast food. Para comer en cucurucho o en copa. En ellas se pueden encontrar sabores muy diversos y de elaboración artesanal.
Frutas como el melón, el melocotón o frutos secos como el pistacho o la almendra forman parte de una oferta que no tiene límite. En los más especialidos se pueden degustar hasta setenta sabores. A pesar de las innovaciones que surgen cada año, tales como el sabor Jamaica (chocolate con ron), flan, Kinder, Conguito o Panna Cotta, los más vendidos continúan siendo los clásicos. Vainilla, chocolate y limón son los más degustados por los clientes, que acuden gustosos para sofocar el calor.
Además de todos estos, existen diferentes tipos de helados destinados a nutriciones especiales y que se elaboran sin azúcar, sin lactosa o sin gluten. En el amplio repertorio de helados se pueden encontrar también alternativas saludables, como los helados naturales, realizados con frutas y yogur, o los dietéticos, bajos en calorías. Así se brinda la oportunidad de disfrutar de un dulce refrescante a toda clase de consumidor.
De acuerdo con las afirmaciones de los heladeros, «la mayoría de consumidores son extranjeros, sobre todo alemanes. Las ventas aumentan en verano gracias al turismo y, por tanto, la crisis económica no se percibe en demasía». Asimismo, debido a la disminución del nivel adquisitivo de los extranjeros, se compran cantidades menores, usualmente una o dos bolas. Las medidas que toman estos «empresarios del helado» contra las dificultades económicas son entre otras, ofrecer mejor calidad y servicio al cliente y mantener los precios de años anteriores o incluso rebajarlos.