El repunte en las cifras del paro en Balears durante el pasado agosto, al igual que en España, dadas a conocer por la titular de la Conselleria de Treball, Joana Barceló, ha confirmado los malos augurios sobre la ruptura de la leve tendencia a la baja de los últimos meses, circunstancia que confirma el escepticismo con que se recibió el último discurso del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que vaticinaba el fin de la recesión económica en nuestro país. Lo cierto es que en plena temporada alta el desempleo continúa subiendo, es cierto que con más moderación que en ejercicios anteriores, incluso en las Islas en las que el sector turístico no logra absorber la destrucción de empleo relacionada con la construcción y la oferta complementaria.
Balears afronta el final de la temporada turística con unas cifras de vértigo. En doce meses el número de parados ha aumentado un 53'4% hasta alcanzar los 66.796, un 4'3% más que en el pasado mes de julio. Con este punto de partida los datos de septiembre y octubre deberán provocar, con toda seguridad, un análisis político y social en profundidad para arbitrar medidas que palíen el drama real que puede significar superar en las Islas la barrera de los 80.000 desempleados y superar, ampliamente, las cotas alcanzadas durante 2008.
Los analistas más prestigiosos insisten en que a mediados del próximo 2010 empezará a consolidarse el despegue de las economías occidentales, una hipótesis que en caso de confirmarse tardaría todavía más en hacer llegar su ciclo expansivo a la economía española. Con este escenario es legítimo preguntar cómo vamos a atravesar un período tan complicado y con las arcas del Estado exhaustas.