«Esto es una barbaridad, es arruinar a todo el mundo. La gente no sabe por dónde tiene que pasar, ni por dónde ir. El ciudadano no puede vivir». Con estas palabras define Juan Rey, un estanquero de la calle Blanquerna, la difícil situación por la que están atravesando debido a las obras del Plan E y del eje cívico que se está construyendo en la zona. «Tenemos un 60 por ciento menos de clientes y el Ajuntament no nos dice nada, sólo cuentan mentiras», asevera muy enfadado.
En términos similares se expresan el resto de vecinos, comerciantes y restauradores de la zona. «Si lo teníamos mal, esto ha sido la puntillita. Hay restaurantes que no han cerrado nunca en agosto y este año se han visto obligados a hacerlo», explica el presidente de PIMEM, Juan Cabrera. Además, añade que la recaudación de los restaurantes de Ciutat ha bajado un 30 por ciento, «tanto por la crisis como por las obras».
El presidente de Afedeco, Bartolomé Servera, asegura que «es una auténtica barbaridad hacer estas obras» y argumenta que «la mayoría son innecesarias», al tiempo que critica que se realicen en verano y con un plazo de ejecución muy breve. En este sentido, adelanta que «un número importante de comercios» se verán obligados a cerrar. «Se ha juntado todo en un momento de crisis económica galopante. Los que gobiernan deberían haber pensado que los comercios no pueden aguantar esta situación, están cerrando y no volverán a abrir», argumenta el presidente de Afedeco.
Desde el Ajuntament de Palma aseguran que «se está haciendo un gran esfuerzo para que estas obras terminen antes del plazo previsto» (marzo de 2010), con el objetivo de que coincida con el fin de los trabajos que tienen lugar en esta zona financiados por el Plan E (previsto para el 31 de diciembre).