El profesor de Biología de la Universidad de California-Irvine, Francisco J. Ayala (Madrid, 1934), intervino ayer en la segunda jornada del simposio internacional 'Darwin: 150 anys de la teoria de l'evolució', que ha sido organizado por el Govern, el Institut d'Estudis Catalans, la UIB y Sa Nostra. En esta jornada intervino también el paleontólogo Richard Fortey.
En su exposición, que llevaba por título 'Darwin y el diseño inteligente', Ayala explicó que la llamada teoría del diseño inteligente "conocida también como teoría «creacionista»" sería no sólo «antievolucionista», sino también, paradójicamente, «antirreligiosa».
Cabe recordar que la teoría «creacionista» se opone a la idea de la evolución biológica y defiende que el mundo y los seres vivos provendrían, en cambio, de un acto de creación de Dios. Los mayores defensores de dicha teoría, que Ayala calificó de «fundamentalista», se encontrarían ahora en Estados Unidos y en países como el Reino Unido y Australia, y en Sudamérica. Para Ayala, la ciencia habría demostrado ya la falsedad de dicha teoría, «que no es ciencia».
A la vez, afirmó que es posible defender la teoría de la evolución y ser creyente al mismo tiempo. «La ciencia y la religión son compatibles, son como dos ventanas por las que se puede ver el mundo exterior desde dos perspectivas diferentes», dijo.
Más adelante, reivindicó la figura de Darwin y su aportación a la ciencia. «Su defensa del proceso de selección natural es un descubrimiento fundamental», señaló. En este sentido, indicó que habría habido dos grandes revoluciones en la ciencia, una representada por Copérnico, Galileo e Isaac Newton, para conocer mejor el universo físico, y otra representada por Darwin. «Gracias a él, los organismos y el mundo natural entraron a formar también parte del campo de la ciencia», destacó Ayala.
Asimismo, señaló que muchos descubrimientos científicos del pasado siglo habrían sido posibles gracias a los cimientos puestos por Darwin. «El siglo XX ha sido el de la genética, y el siglo XXI será el de la biología», concluyó.