ra un sueño, lo de celebrar una boda medieval, que desde siempre le había hecho ilusión a Ismael Bermejo Ruiz, el novio, quien junto a su ya esposa, Dori González Jiménez, protagonizaron un enlace atípico, original y muy participativo. Todos los invitados fueron vestidos con los correspondientes trajes de la Edad Media. Mosqueteros, guerreros, doncellas, damas, vikingos, monjes, caballeros, etc se juntaron en la plaza de armas del Castell de Bellver.
En una de las salas interiores, del Castell, el concejal de Gobierno Interior, Andrés Ferrer Gomila, dirigiría la ceremonia y los convertiría en marido y mujer. Los testigos, Margarita Jiménez, madre de la novia, y José Bermejo, padre del novio, estuvieron impecables en su papel. La unión de los dos protagonistas también estaba perfectamente programada y a falta de damas de honor, un halcón portaba las alianzas en sus garras. El enlace se selló con un beso de amor y el correspondiente ¡viva los novios! de los presentes .
Felices y con los ojos brillantes, «el rey» Ismael cogió del brazo a su esposa, quien deslumbró con un precioso vestido de la edad Media, capa larga y tocada de un sencilla y elegante corona. Dos grandes calas fueron el sencillo ramo de novia de Dori.
Tras varias fotos, y sin pasar desapercibidos para turistas y curiosos que habían asistido a la jornada de puertas abiertas en el Castell de Bellver, los novios e invitados pusieron rumbo al restaurante Son Amar.
Y, como no podía ser de otra manera, la fiesta continuó dentro de un entorno de película, donde los asistentes disfrutaron del espectáculo y fueron agasajados por alimentos y litros de buen vino.
Sin duda, un sueño hecho realidad por el propio Ismael, quien siempre se ha sentido atraído, además de por la bella Dori, por una época de descubrimientos, amor, lealtad, pecados y batallas a conquistar.
Julián Aguirre
(texto y foto)