William Kikanae es un guerrero masai de la tribu Manyatta Enkerende y líder de la comunidad Masai Mara. Ayer estuvo en Palma como testimonio vivo de una de las culturas más antiguas del planeta, que a día de hoy mantiene su cultura milenaria intacta. O casi.
Hace dos años que la Caja Mediterráneo (CAM) puso en marcha un proyecto que es el vivo reflejo del sueño de un niño que hoy se ha convertido en líder de la comunidad de los masai en Kenia.
William Kikanae recordaba ayer cómo caminaba cuarenta kilómetros diarios para poder ir a la escuela, «con los riesgos que conlleva caminar por la selva entre animales salvajes y bajo temperaturas extremas».
Hoy son muchos los niños que viven a diario las penurias que pasó él, por lo que ha puesto en marcha un proyecto que incluye la construcción de varios colegios, especialmente para los más pequeños, pozos, un orfanato y una residencia para que los niños no tengan que desplazarse tan a menudo. De momento, con la ayuda de la CAM, han puesto en marcha la construcción de un colegio, «pero queremos construir más y por eso buscamos que más gente conozca y apoye nuestro pueblo», explicaba.
Que exista una igualdad entre el hombre y la mujer, «la cultura masai discrimina y la mujer es muy importante en nuestra comunidad», es una de las metas de este líder y guerrero.
Otro de los pilares de su proyecto está en la posibilidad de comerciar las pequeñas joyas que realiza su pueblo y para ello está haciendo contactos con los hoteleros y responsables de la zona para que puedan visitarles y así obtener recursos y no depender de otros factores; «queremos que nuestra gente se pueda pagar la comida, la ropa y una educación».
El pueblo de William Kikanae mantiene culturas ancestrales, son pastores, no cortan árboles y no cazan para comer. Pero «no tememos el contacto con otras culturas» y asegura estar dispuesto a que la gente visite su pueblo y compre sus artesanías. Además entiende que los masai están acostumbrados a una vida que no van a rechazar, pese a que estudien y conozcan otros países: «Yo ya estoy deseando volver a casa y ver a mi familia, mi casa y mi país», confesaba Kikanae. De momento le quedan algunas ciudades españolas donde llevar su mensaje de humildad.