Si la felicidad fuese una imagen, ésta sería la de la cara de Josep Mascaró en el día de ayer. Todos lo conocen como l'amo en Pep de Son Bats o como el abuelo de la Coca Cola, pero en Vilafranca ya hace tiempo que es el abuelo del pueblo, un título que ayer revalidó cuando todos los niños de Vilafranca le cantaron una simpática versión del Cumpleaños feliz.
Así, al son de «Et donam els molts d'anys, l'amo en Pep de Son Bats», la plaza del pueblo y los ojos de Josep Mascaró se llenaron de emoción. Pero el abuelo de Vilafranca recuperó pronto la alegría. «Cuanto más viejo me hago, más me gusta ver sonreír a la gente. Esta mañana me cuesta caminar de lo contento que estoy», confesó Josep Mascaró cuando los niños terminaron la canción.
A sus 102 años, el abuelo más famoso de Mallorca todavía es capaz de encontrar la alegría en los pequeños detalles. «Nací en el campo en 1907 y ahora que la vida se acorta me veo acompañado de tanta gente que no puedo sentir más que alegría y agradecimiento».
Pero pasados los cien años, además de alegría, l'amo en Pep tiene muchísima energía. «Ayer mis hijos no me encontraban pero estaba en el campo arreglando el huerto. Yo les digo que no se preocupen, pero no hay manera!», explicó l'amo en Pep guiñando el ojo a su hijo Josep.
Y es que sin esa energía que desprende el abuelo de Vilafranca no se puede entender la conexión que ayer tuvo con todos los niños que le felicitaron. Un respeto y admiración que por un día conectó a dos generaciones muy alejadas que ayer se entendieron a la perfección.
Joan Sitges (texto y foto)