Hace sólo dos años que Antonio Alzamora se hizo cargo de la parroquia de Santa Eulàlia, en sustitución de Juan Lliteras, y se podría decir que ha tardado poco en acabar con la paciencia de los destacados feligreses, miembros de la alta sociedad mallorquina, que plantaron al cura tras prohibir la interpretación del himno nacional.
«Ya el año pasado quiso competir con la Catedral e hizo coincidir la hora del Encuentro en ambos templos. Ahí ya tuvimos que imponernos porque muchos asistimos primero a la Seu, donde se da cita la Familia Real», decían.
Ayer tampoco lució Santa Eulàlia su mejor imagen. Las lámparas de araña estaban envueltas en plásticos, «no presentan la mejor imagen para una de las jornadas más importantes de la parroquia», lamentaron.
Pero la guinda llegó cuando los miembros de la Agrupación Musical Virgen del Mar recibieron la orden de no tocar la Marcha Real minutos antes de comenzar la procesión del Encuentro.
Nadie sabía qué pasaba cuando Victoria y María del Carmen Juan de Sentmenat, María de las Mercedes Bennàsar y Le-Senne e Inés Feliu de Cabrera, junto con Eduardo y Juan Ignacio Ribas Sevilla, Fernando Truyols Juan de Sentmenat y Ramón Truyol Baiget, esperaban bajo una intensa lluvia los compases de la Marcha Real, que marcan el giro y la entrada a la iglesia de la comitiva que porta las tallas de la Virgen y Jesús.
La procesión concluyó, pero ya en el interior de la iglesia y al conocer la actuación del párroco la indignación fue total.
Finalmente, buena parte de la alta sociedad mallorquina que cada año se reúne en Santa Eulàlia para celebrar el Domingo de Resurrección plantó a Alzamora y abandonó la iglesia en plena misa de Pascua.
Catalina Cirer, que como cada año llevó la bandera del Santísimo, valoró la decisión del cura: «Nuestra mallorquinidad no está reñida con un himno que nos une a todos. Interpretar el himno nacional es una tradición que no conculca principios ni leyes y que en esta parroquia es tradición. No entiendo esta decisión», dijo la ex alcaldesa de Palma.
En este sentido se pronunciaron algunos destacados fieles de la parroquia: «Somos los primeros mallorquines, pero esto no excluye nuestras tradiciones».
Este año ha sido notable la ausencia de los March, que habitualmente portan algunas de las tallas que protagonizan el Encuentro. También se echó en falta a la fallecida Carmen Delgado, viuda de March, que asistía con asiduidad a la celebración en Santa Eulàlia.