«En el día de hoy, cautivo y desarmado el ejército rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado. Burgos, 1 de abril de 1939, año de la victoria. El Generalísimo. Fdo. Francisco Franco Bahamonde». A las 22.30 horas del 1 de abril de hace exactamente 70 años, el locutor Fernando Fernández de Córdoba, con el énfasis propio de la época, pronunciaba estas palabras en Radio Nacional de España, correspondientes al último parte de la Guerra Civil.
Casi tres años antes, el 18 de julio de 1936, se había producido una sublevación militar contra el régimen legítimo y democrático de la Segunda República, golpe de Estado que, al fracasar en parte y al dividir en sentido literal y también metafórico al país en dos, daría lugar, en los días inmediatamente posteriores, al inicio de la Guerra Civil española, que sin ninguna duda se acabaría convirtiendo en la tragedia más terrible que ha vivido nuestro país a lo largo de su historia.
Coincidiendo con la citada efeméride, la Associació Memòria de Mallorca ha convocado para mañana, 2 de abril, a las 20.00 horas, una concentración de protesta ante la Audiencia Provincial, en la Plaça del Mercat, al considerar que «a 70 años del fin de la Guerra Civil, los tribunales de Justicia españoles se pasan unos a otros la causa de los hombres y mujeres que la perdieron».
Para el fotógrafo Josep Planas i Montanyà (Cardona, 1924), la guerra había finalizado, de algún modo, un poco antes, el 25 de enero de 1939, cuando las llamadas tropas nacionales entraron en su pueblo natal. Un día después, dichas tropas tomaron Barcelona, «sin que el ejército republicano opusiese ya resistencia».
«En diciembre aún cantábamos La Internacional, y un mes después interpretábamos el Cara al sol», recuerda. Planas i Montanyà formaba parte del Frente de Juventudes. «La verdad es que esperábamos que los nacionales nos liberasen, porque éramos de una familia muy católica», dice.
El escritor Cristóbal Serra (Palma, 1922) se define como un «desmemoriado histórico». En este sentido, afirma que «hay una parte de la historia que quiero olvidar, tanto la del pasado como la del presente».
En cambio, para el empresario Gonzalo Reta (Barcelona, 1915), el 1 de abril de 1939 fue un día de «gran alegría», porque «suponía mucho para nosotros el hecho de haber acabado la guerra».
Reta vino a vivir a Palma siendo un adolescente, por lo que vivió la Guerra Civil en Ciutat. Se considera una persona de «derechas», pero reconoce que durante la contienda hubo cosas «muy reprobables», en referencia a los asesinatos que hubo en la capital balear por parte de las fuerzas sublevadas contra la República.
El militar Rafael Salanova (Barcelona, 1925), indica que la conclusión de la contienda civil fue «el final de una cosa muy desagrable y tremenda», que a la vez creaba una cierta incertidumbre sobre el futuro: «No sabíamos cómo se desarrollarían las cosas a partir de entonces».
El también militar Emilio Feliu (Inca, 1920) se pronuncia en el mismo sentido, y recuerda con «alegría» el fin de la guerra.
Para el escultor Jaume Mir (Felanitx, 1915), «la posguerra fue casi más terrible que la guerra, por el hambre y la miseria».
Aun así, indica que cuando acabó la guerra, «la sensación fue de una gran satisfacción, porque había acabado esa barbarie de una parte y de otra».
El 1 de abril de 1939, hoy hace 70 años, acabó la Guerra Civil. Unos meses antes, el presidente de la Segunda República, Manuel Azaña, había pronunciado en el Ajuntament de Barcelona su último discurso, en el que pedía a las generaciones futuras que pensasen en todos los muertos de la Guerra Civil y que escuchasen su lección: «Ahora, abrigados en la tierra materna, ya no tienen odio, ya no tienen rencor, y nos envían, con los destellos de su luz, tranquila y remota como la de una estrella, el mensaje de la patria eterna que dice a todos sus hijos: Paz, Piedad y Perdón».