El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Paul Trichet, anunció ayer una nueva rebaja del Euríbor hasta situarlo en el 1'5 por ciento, el índice más bajo desde su creación, en una caída desde el 4'5 por ciento en apenas cinco meses. La medida trata de abaratar el crédito y, en consecuencia, dinamizar la economía de los países que integran la Unión Europea.
El conjunto de medidas que está propiciando Trichet desde el Banco Central Europeo se enmarcan dentro de las reglas de la ortodoxia económica para combatir la actual coyuntura, afectada por la parálisis financiera y, consecuentemente, la actividad económica en unas magnitudes que se desconocían en el continente europeo desde hacía décadas.
La comparecencia de Trichet ha introducido algunos aspectos novedosos en su última comparecencia. El primero es la reiteración de que las autoridades económicas comienzan a vislumbrar la salida de la crisis. El presidente del BCE coincide con su homólogo de los Estados Unidos en fijar para los primeros meses de 2010 los primeros síntomas de recuperación, una predicción que se sostiene en la confianza de que las medidas que se han ido adoptando en los últimos meses por parte de los diferentes gobiernos, con un esfuerzo financiero brutal, acabarán dando sus frutos. Es imprescindible que comiencen a transmitirse mensajes que sean capaces de reactivar los mercados.
Por último, Trichet se ha mostrado reacio a dar opción al tipo 0 por ciento para el Euríbor, una medida que no parece que sea la medicina que precise la economía europea, con unas estructuras financieras diferentes a las de los Estados Unidos o Japón y sin un efecto positivo indiscutible.