Hace dos años por esta misma fecha, el titular del juzgado de Primera Instancia 12 (Familia) de Palma, Joaquín Andrés Joven, era noticia tras firmar el primer auto en la Isla que establecía la custodia compartida de un niño por sus dos progenitores, dividiendo entre ambos incluso el horario de cada jornada con el infante. Ayer, el magistrado Andrés no dictó autos ni pioneros ni convencionales. Estuvo en huelga, como casi todos sus compañeros del ámbito civil que ofician en sa Gerreria. Sus únicas notificaciones, puede que con valor jurídico pero no judicial, fueron un fax al Tribunal Superior de Balears indicando su condición de huelguista y un correo electrónico en el mismo sentido al comité nacional de jueces que supervisó el paro.
El primer día de huelga de Joaquín Andrés -«que ojalá sea también el último», dijo con emotividad-, empezó con una adaptación horaria a la circunstancia. Se incorporó a su despacho sobre las 9'30, cuando habitualmente a esa hora ya ha leído las causas que llegan por reparto y despachado el correo. A partir de ese acto formal de presencia en el centro de trabajo, su señoría dedicó a prácticas no judiciales las dos horas previas a la concentración de jueces a las puertas del Tribunal Superior, en la Plaza des Mercat.
Hubiérase dicho que era la soledad meditativa que puede suceder al «despejen la sala» que pone fin a los juicios, pero ni siquiera, porque el juez Andrés no oficia vistas los miércoles. Mínima tertulia de proximidad -algo obligado en los angostos pasillos del edificio- con los magistrados que ocupan los despachos cercanos y con el juez decano, y poco más. Sobre las 12'40, tras la foto histórica en Can Berga de jueces en huelga, Joaquín Andrés no regresó a sa Gerreria. Será hasta hoy, como (casi) siempre, sobre las 8'45.