Horia Mosadiq es una afgana de 33 años que preside Foundation of Solidarity for Justice. De las pocas mujeres que ha levantado la voz en contra de los criminales de guerra de su país, en 2007 fue galardonada con el Premio Nacional Defensores de los Derechos Humanos. Ayer ofreció una conferencia en el Centre Social Flassaders, organizado por la Conselleria d'Afers Socials y la Direcció General de Cooperació.
La misión de Horia Mosadiq, que ya se ha convertido en su forma de vida, es la de denunciar que en Afganistán «los señores de la guerra, los que desde principios de los años noventa han estado asesinando a su antojo, son los que ocupan ahora más de la mitad del Parlamento de Afganistán».
Desde la caída del régimen talibán, esta activista explica que hay cosas que han cambiado, como que las niñas ya pueden ir al colegio o que hay mujeres que ocupan un escaño en el Parlamento, pero no basta. Y es que las mujeres que hoy ocupan cargos políticos están bajo la batuta de los hombres y no pueden aprobar ninguna media por su cuenta porque son 68 de 250, tal y como se aprobó en la constitución de 2004.
Horia Mosadiq quiere que la comunidad internacional se dé cuenta de que en Afganistán hay un gobierno «corrupto, donde no se cumplen los Derechos Humanos y se está gastando el dinero de otros países sin ningún tipo de control».
Mosadiq recuerda, además, que aún existen zonas del país en conflicto y que las fuerza militares internacionales «carecen de una estrategia común y clara».