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«Este año no subimos el café»

Aunque los bares pagan más por los productos, mantendrán los precios, ya que la crisis se nota en la clientela

A.CABOT
«Me han subido el precio del kilo de café, pero yo no lo puedo subir». Esto que afirma Miguel, encargado de la cafetería Encant, podría ser la frase que resume la situación actual de las cafeterías de Palma en relación con la crisis y la subida de los precios con la llegada del nuevo año.

Algunos de los gastos más habituales de la ciudadanía, como pueden ser la electricidad, tasas municipales, buses de línea o taxis han subido; de momento parece ser que el café no subirá en la mayoría de los bares.

Miguel paga unos 20 euros por kilo de café y le han subido «unos dos euros», pero su intención es mantener el precio, pese a que «cada año solemos subir un poco, este año hemos tenido incluso que bajar el precio de algunas cosas». Así el café con leche lo mantiene a 1.35 euros.

Paco trabaja en la cafetería Jaime III desde hace seis años y explica que últimamente la clientela está algo más «susceptible» con el tema de los precios, por lo que este año mantienen los precios, pese a que «solíamos subir unos cinco céntimos».

También está el tema de la fidelidad del cliente con su cafetería. Paco entiende que «el cliente que repite habitualmente es porque encuentra algo que le gusta, como un café de calidad» y no tiene porqué cambiar de cafetería por una pequeña subida en el precio. Algo similar piensa Roberto de la cafetería Isla de Palma: «Muchos clientes vienen cada día y no creo que dejen de tomar lo que les gusta». Roberto afirma que no han subido los precios en dos años, es más «los hemos bajado porque la competencia en nuestra zona es muy fuerte y no nos interesa subirlos».

El papel del café en los bares y cafeterías es muy importante, ya que, según explican varios hosteleros, el café no supone grandes beneficios económicos porque son baratos e implican una máquina, tiempo, limpiar las tazas, etc. Pero muchas veces el cliente lo acompaña con un dulce o un bocadillo y ahí ya se hace algo más de dinero. «Un refresco puede costar dos euros, no lleva nada de trabajo servirlo y la gente apenas se fija en el precio», cuenta Toni, encargado del café del Casal Solleric.

Mariano lleva la cafetería Arxiduc y ha subido 10 céntimos el café y ahora tiene a 1.30 euros el 'con leche'. «Hacía dos años que no los subíamos y pensamos que no va a influir en la gente, sino no lo subiría», asegura.

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