El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, aseguró ayer tras la reunión del Consejo de Ministros, que el «único horizonte» para el Gobierno en 2009 es salir de la crisis y añadió que España saldrá de ella «porque viajamos en un barco sólido». Es evidente que, no debe ser el único, pero sí el prioritario de los objetivos del Ejecutivo la lucha contra el estancamiento económico y la recesión. Como también es un hecho que el país saldrá de esta situación como lo ha hecho de tantas otras más complicadas si cabe. Pero habría que reguntarse en qué condiciones. El presidente ponía como ejemplo de las medidas que se han adoptado para ello el incremento del Salario Mínimo Interprofesional y el de las pensiones mínimas. Y, si bien es cierto que no debe renunciarse en ningún caso a las medidas de apoyo a los más desfavorecidos, éstas no son en absoluto la receta para salir del atolladero en el que nos encontramos inmersos. Hace falta mucho más para que el tejido productivo del Estado entero sea competitivo, toda vez que la tormenta de la crisis financiera internacional haya amainado.
También mostró su confianza en conseguir un acuerdo sobre financiación autonómica antes de final de año. Y es éste un terreno en el que las prisas no convienen y en el que es absolutamente necesario tener atados todos los cabos. Hay que garantizar el cumplimiento de los nuevos estatutos y de las inversiones que en ellos se contemplan y hay que hacerlo ajustando unos presupuestos del Estado que, desde que fueron presentados, han visto cambiar con una volatilidad inimaginable las cifras macroeconómicas. El optimismo puede ser una buena receta, pero sólo cuando hay razones sólidas para la esperanza.