En la base aérea de Son Sant Joan, en una pequeña explanada, sigue aparcado el Convair Coronado que perteneció a la compañía Spantax y que no hace mucho fue cedido a la Fundació Aeronàutica Mallorquina que preside nuestro buen amigo Miguel Buades, «un avión que por muchas razones nos gustaría, cuando menos, mejorar su aspecto y exponerlo en un lugar visible. Lo que sucede es que el precio de esa remodelación asciende a cien mil euros y no disponemos de esa cantidad»
El avión, como decimos, sigue donde siempre, «envejeciendo» un poco más cada día. ¡Lástima! Sobre todo porque es un vestigio del pasado reciente de Mallorca, dado que Spantax, su propietaria, fue una compañía mallorquina, con base en Palma, y el Convair Coronado fue de los primeros aviones que trajo turistas a la Isla, de lo que se beneficiaron muchos, en especial hoteleros y oferta complementaria. «Era una avión con cabida para muchos pasajeros, pero como podía alcanzar la velocidad supersónica, para reducirla le colocaron sobre sus alas unos depósitos que los hacían más pesados. Este avión, incluso con ese aumento de peso para no volar tan rápidamente, funcionó muy bien hasta la subida del carburante -señala Buades-, que fue cuando dejó de ser comercial, por tanto no rentable».
Hoy, para verlo, se ha de entrar en la base militar , lo cual, si no es con permiso oficial, no es posible. Tampoco es fácil el acceso a su interior, que cada día que pasa tambien está más deteriorado, pero en el que quedan los asientos, el gally y lo que resta de la cabina.
¿Que por qué sigue ahí? Pues porque a poco de cerrar Spantax, a este avión se le concedió lo que se denomina un cliclo de vuelo, es decir, permiso para un despegue y un aterrizaje. «Se lo querían llevar a Madrid, al Museo del Aire, por lo que necesitaba de ese ciclo de vuelo -cuenta Buades- Pero alguien con cierto peso en Aviación Civil de Palma abortó su despegue con la intención de que se quedara aquí como recuerdo de ese pasado. Lo cierto es que aquel proyecto quedó en nada, mientras el Coronado sigue ahí, ya digo, echándose a perder un poquito más cada día. Por eso, ahora que lo han cedido a la Fundació, intentamos buscar ese dinero para restaurarlo y colocarlo en algún lugar visible, tal vez cerca de la autopista. Pero, ya digo, a falta de dinero, es sólo un proyecto. ¿Qué puede pasar...? Pues que si no podemos mejorarlo, lo tendremos que mandar al desguace, lo cual será una pena». Por supuesto que lo será. Como lo fue que las locomotoras de carbón de nuestra querida Feve desaparecieran.
Pedro Prieto
Foto: Click