El Monasterio de Les Caputxines acogió el acto de la tercera edición de los premios «La Gota d'Oli de Mallorca», que anualmente se concede a diez destacadas mujeres de la Isla. Este año el Consell de Mallorca y el Consell Regulador de la Denominació d'Origen Oli de Mallorca han querido premiar a mujeres empresarias. La presidenta del Consell de Mallorca, Francina Armengol, y el presidente del Consell Regulador de la Denominació d'Origen Oli de Mallorca, Josep Oliver, junto a Isabel Oliver, consellera de Economía del Consell de Mallorca, presidieron el evento e hicieron entrega de la botella de aceite de Mallorca, un diploma y un elegante fular a las protagonistas de la noche, que se comprometen a divulgar y ser embajadoras del preciado producto.
El Monasterio de Les Caputxines se quedó pequeño ante los numerosos asistentes, autoridades, amigos y familiares, que siguieron con atención toda la ceremonia. La gala se inició con el relato de experiencias y anécdotas de las galardonadas del pasado año y su vivencias con la botella de aceite que recibían puntualmente cada mes. Así pues, entre las felicitaciones de la consellera de Agricultura del Govern, Mercè Amer, y la rectora de la UIB, Monserrat Casas,quien aseguró que se ha llevado alguna botella de viaje, todos escuchaban con atención. Una de las más emotivas fue Cristina Cerdó, teniente de alcalde de Cort, quien por cierto fue una de las pioneras de estos premios cuando se encontraba en el Consell de Mallorca, confesó que gracias al aceite de Mallorca sus hijas han comenzado a comer ensalada porque les encanta el sabor.
Por su parte Rosa Estaràs, presidenta deñ PP balear, invitó a todos a comer tordos con col y regados con aceite de Mallorca. Quien no comparte, y confesó ser más egoista fue la presidenta del Parlament, Maria Antònia Munar, que dijo que «yo no soy tan generosa y me he llevado las botellas a casa, pues me han servido para en estos tiempos de turbulencias, relajarme y tomarme unos buenos pan amb oli». Por su parte la consellera de Comerç i Industria, Francisca Vives, aseguró que «lo malo es que ahora ya se ha terminado, por lo que ahora iré al supermercado a comprar doce botellas y enviarme una cada mes».