La Fira Dolça celebró ayer su IV edición con otro notable éxito tanto de público como de expositores. Más de cien participantes, profesionales y aficionados, llenaron ayer el Passeig del Rei con sus creaciones.
Una gran variedad de pasteles, cocas dulces y saladas, ensaimadas, chocolates y un largo etcétera deleitaron el paladar de los numerosos visitantes.
El primer domingo del mes de octubre es una fecha señalada en la agenda local de Esporles ya que se celebra la Fira Dolça.
Un año más, el encuentro aportó una dimensión bulliciosa y colorista a este pueblo de la Serra de Tramuntana. Los responsables aseguraron que la feria está consolidada y es cita obligada, ya que edición tras edición presenta una mayor diversidad y calidad.
Asimismo, la muestra cuenta con una importante oferta complementaria. La artesanía tuvo un lugar destacado. En las calles cercanas al Passeig del Rei se pudo adquirir todo tipo de artículos, desde bisutería a cerámicas y jabones caseros.
Uno de los grandes atractivos de la jornada fue el encuentro de más de 240 brodadores, randeres y floreres llegadas de diversos municipios de la Isla. Todas ellas demostraron sus habilidades en la confección de encajes de bolillos, bordados en punto mallorquín y composiciones florales.
También despertaron mucho interés los show cooking o espectáculos de cocina. Los cócteles elaborados por Antoni Motoso con conocidas bebidas autóctonas como el palo y las hierbas dulces animaron a más de uno. El apartado de cocina contó con la participación de la Asociación de Celíacos de Mallorca, que prepararon exquisitos postres. Una jornada de dulce éxito la de ayer en Esporles.
Margalida Palmer
Foto: Joan Lladó