Las disputas internas de Unió Mallorquina han acabado provocando una auténtica crisis de gobierno, al plantear la ejecutiva del partido, por unanimidad, la sustitución del responsable de la Conselleria de Turisme, Francesc Buils, una vez que éste se ha negado a revocar las destituciones de dos altos cargos sin la consulta previa a la formación política, tal y como exigen los estatutos aprobados en el último congreso de diciembre. El propio presidente de UM, Miquel Nadal, podría incorporarse al Govern de Francesc Antich para hacerse cargo de Turisme.
Todo indica que en el seno de Unió Mallorquina se está librando una auténtica guerra para reequilibrar el poder de las distintas corrientes, una pugna que se ha acabado trasladando a uno de los departamentos clave del Govern y trascendental para la economía de Balears: la Conselleria de Turisme. En este contexto parece razonable la petición de tranquilidad y sosiego manifestada por el president Antich, en estos momentos la precipitación en la adopción de decisiones sólo puede acabar acarreando errores; una actitud que deberían compartir el resto de actores.
Todavía es pronto para conocer los motivos por los que se ha acabado desencadenando esta crisis, que todos los indicios apuntan a que es una situación que viene larvándose desde que Maria Antònia Munar anunció que no continuaría al frente de Unió Mallorquina y a la que ahora se le reclama para el papel de mediadora. En todo caso, las próximas horas se intuyen como decisivas para conocer el desenlace final de toda una cascada de acontecimientos en los que, cabe suponer, que acabará imponiéndose el sentido común para alcanzar una solución consensuada de este conflicto.