Rafael Nadal alcanza hoy la cima del tenis mundial como 'número 1' en la lista de la ATP, un objetivo perseguido con ahínco por este joven deportista de Manacor que ha hecho de la humildad y de la perseverancia sus principales valores. No es posible recordar en boca de Nadal palabras altaneras respecto a cualquiera de sus adversarios, incluso de los más débiles o tras alcanzar alguna de sus innumerables victorias. En este sentido hay que reconocer el enorme valor del entorno, deportivo y familiar, en el que ha crecido y se ha desarrollado nuestro campeón, el cual ha sabido forjar desde muy temprana edad "ahora cuenta con sólo 22 años" una personalidad tan admirable como su carrera deportiva.
El nombre de Nadal se une al de Carlos Moyà como el de mejor tenista del mundo, aunque en el caso que nos ocupa todos los expertos vaticinan que el reinado del manacorí puede prolongarse durante años, su progresión es indiscutible y sólo las lesiones, en el deporte de élite son un factor que no se puede obviar, pueden frenar su espléndida trayectoria. Además, el valor de encabezar la lista de la ATP se incrementa cuando se sustituye a otro gran y extraordinario tenista, como es el suizo Federer "que no olvidemos que sigue en activo y dispuesto a recuperar el cetro" al que el mallorquín no escatima alabanzas por su juego y con el que mantiene una relación de amistad fuera de las pistas. Ambos mantuvieron un duelo épico en Wimbledon.
Nadal ha entrado en el selecto grupo de los grandes deportistas mundiales, un colectivo al que han pertenecido muy pocos procedentes de Balears. Justo es reconocer que todo ello es fruto del esfuerzo y sacrificio, todo un ejemplo para nuestra sociedad, en la que da la sensación de que se premia más el arribismo que el tesón.