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Editorial

ETA, contra la libertad de expresión

El modo de actuar de la banda terrorista ETA no varía en su esencia y ataca aquello que resulta molesto en sus aspiraciones. Afortunadamente, con su última acción no han incrementado el número de víctimas que ya tienen sobre sus espaldas, pero sí han provocado importantes daños materiales en la planta de la rotativa que el diario El Correo tiene en Zamundio, Vizcaya. Y la intención de los asesinos ha sido, en esta ocasión, la de acallar una voz discrepante de un medio de comunicación que no comulga con sus irracionales presupuestos.

Es evidente que, hasta el presente, todos los derechos fundamentales han sido pisoteados por quienes dicen aspirar a una 'resolución política del conflicto vasco' y siguen haciendo uso de la violencia, el asesinato, la coacción, las amenazas y la extorsión como argumentos para alcanzar sus fines. El de ayer es un claro ejemplo de atentado contra la libertad de expresión, un derecho fundamental en democracia porque garantiza la pluralidad de opiniones y la posibilidad de informar de forma veraz de todo aquello que es noticia y que afecta a los ciudadanos.

Pero está claro que esto no es lo que le interesa a ETA, que, como siempre, pretende imponer sus criterios mediante la fuerza, de forma totalitaria y haciendo imposible que el ejercicio democrático pueda llevarse a cabo con normalidad en Euskadi, siempre sometido a los vaivenes de los terroristas.

Sólo la ausencia total de violencia y la desaparición absoluta de la banda garantizarían una cierta normalidad que posibilitaría plantear por las vías democráticas derechos como el de autodeterminación. Pero, por lo que parece, estamos aún muy lejos de este deseable escenario.

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