Miedo no. Preocupación sí. Jaume Gibert, ex celador municipal de obras del Ajuntament d'Andratx ha reconocido ante los magistrados de la Audiencia de Palma que no inspeccionó ni paró la vivienda que se estaba construyendo, presuntamente de manera ilegal, el ex alcalde Eugenio Hidalgo porque se trataba de una propiedad del entonces primer edil.
Aunque ha dicho que «no tenía miedo» al alcalde, sí ha afirmado que tenía «preocupación», por lo que evitó realizar cualquier tipo de supervisión de las obras que se realizaron en el año 2003 en una nave de aperos del ex primer edil del PP, situada en una zona calificada como Àrea Rústica de Interés Paisajístico.
Había expectación por el contenido de la declaración de Gibert tras el pacto que alcanzó el pasado mes de febrero, por el cual, se comprometía a decir «toda la verdad» a cambio de penas más benévolas.
Como se sabe, en una conversación telefónica mantenida entre el ex alcalde y el ex celador, el primero le amenazó al segundo con «echarle a la puta calle si no firmaba el certificado que él quería», ha reconocido Gibert a preguntas del Ministerio Público.
Al inicio de su intervención, Gibert ha señalado que, antes de que comenzaran las obras, en el predio en cuestión había una nave agrícola, e incluso fue a verla con Massot, que le instó a que escribiera en el certificado municipal que la construcción era un «almacén agrícola».
Gibert ha reconocido que el entonces alcalde y Massot tenían una «relación estrecha», y ha reiterado que durante el periodo que duraron los trabajos de transformación de la nave agrícola en vivienda unifamiliar no visitó nunca la construcción.
De hecho, se apercibió de que las obras no se ajustaban a la licencia municipal cuando fue presentada una denuncia formal ante el Ayuntamiento, a pesar de que la parcela donde se encontraba esta edificación se podía ver desde el propio consistorio.
«No sabía que hubo un cambio de uso, aunque (la obra) estaba cerca» del Ayuntamiento, ha manifestado Gibert, que ha añadió que no se «fijó» en los porches que se estaban levantando en la nave de aperos.
Tras la denuncia, el entonces celador municipal inspeccionó la obra y comprobó que se trataba en realidad de una «vivienda» en una zona de especial protección medioambiental.