Como romántico contrapunto al XXV Saló Nàutic, la presencia del antiguo pailebote mallorquín Cala Millor ha constituido un incentivo añadido a la visita del recinto ferial.
Destinado en la actualidad a excursiones con alumnos organizadas en el marco del programa cultural y medioambiental Joves per la mar con base en el puerto de Eivissa, representa con sus 42 metros de eslora y 500 metros cuadrados de velámen, un admirable ejemplo vivo del patrimonio histórico marítimo balear.
Toni Tur, oficial a bordo al frente del velero, indica que gracias a esta actividad destinada a los jóvenes y a todas las personas interesadas en navegar a vela, se puede financiar su mantemiento, con las antiguas técnicas de carpintería de ribera, en Vinaroz.
Gerald Delgado y Nicole Legler, armadores también del Thopaga, el antiguo Cala Tuent, son los artífices de la restauración, llevada a cabo durante años desde mediados de los 90, con la premisa de respetar al máximo su carácter original. Desde entonces, realiza excursiones diurnas entre las Pitiusas para 150 pasajeros. Aunque este año se trasladará hasta Brest, en Bretaña, con motivo de la regata Tall Ships.
«Este barco fue diseñado ya como motovelero, como se aprecia por las líneas del casco», indica Toni. Corrían los años 40 cuando la Naviera Mallorquina encargó la construcción a sus astilleros del Mollet. Destinado al cabotaje, permaneció en las islas hasta los años 70 cuando se habilitó como yate en Bélgica, y para tratamiento de toxicómanos en Alemania, hasta su restauración en España.
Gabriel Alomar