La tradicional feria de abril nos regala todo su colorido y alegría. El viernes por la noche se dio inicio por parte de autoridades políticas la típica fiesta andaluza en el polígono de Son Rossinyol.
El protocolo oficial quedó atrás y los visitantes comenzaron con el recorrido del paseíllo y la entrada a las diferentes casetas, en donde se podía encontrar comidas, bebidas y por sobre todo música y danza.
Muchas mujeres quisieron sentirse como en su querida comunidad y, pare ello, qué mejor que lucir el tan llamativo traje de gitana, en el caso de las féminas; los hombres, en cambio, con el traje de corto.
Cerca de la medianoche las casetas lucían llenas, especialmente aquellas orientadas a un público más juvenil, con estilos musicales muy apartados de las tradiconales sevillanas. En ellos se podía ver a la multitud bailar desenfrenadamente al ritmo del house y la electrónica.
En otras, en cambio, los matrimonios y parejas mayores se entregaban a la buena conversación, risa y, por supuesto, a bailar la típica danza andaluza.
Cristián Castro