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«Diría muchas cosas, pero me voy a callar»

Damià Vidal prosigue su rutina diaria como profesor de la Universitat balear

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«No voy a hacer declaraciones ahora, y no porque no tenga cosas que decir, que las llevo en la punta de la lengua, sino que seguramente no es el momento», señala Damià Vidal Rodríguez a la puerta del laboratorio informático en el que dirige su clase los viernes por la mañana en el edificio 'Anselm Turmeda' de la Universitat de les Illes Balears. Son las 11.35 de la mañana del 25 de abril, y el protagonista del 'caso Bitel 2' -que tiene por delante dos horas de prácticas con sus alumnos en un aula cuyas actividades son grabadas por cámaras de seguridad debido al sofisticado y costoso material con el que se trabaja- no demuestra ninguna conmoción por la presencia del periodista en su ámbito de trabajo. «Estoy tranquilo en lo personal y confortado por las muestras de apoyo que he recibido desde el lunes por la noche», aclara.

La clase de los viernes que Damià Vidal Rodríguez imparte en la Escola Politècnica Superior de la Universitat de les Illes Balears sigue su liturgia habitual. El despliegue mediático en los Juzgados de Palma sobre el profesor de la asignatura 'Arquitectura y Tecnología de los Computadores', acusado por la Fiscalía Anticorrupción de un uso indebido de caudales públicos durante su gerencia de Bitel, la empresa de excelencia informática del Govern balear, no ha cambiado ni sus ya muy viejas costumbres en la docencia universitaria ni la rutina de sus decenas de alumnos actuales.

«¿La clase Vidal es en el aulario de este pasillo?». Sin ninguna sorpresa por la pregunta, el alumno responde que no pero propone seguirle, en su periplo hacia el exterior del edificio, hasta la puerta exacta de la zona paralela de los laboratorios donde el profesor ha de dirigir la práctica. Apenas hay movimiento por la sede de la escuela universitaria de la UIB, y sin embargo en algunos de los bancos de madera descansa una octavilla -con erratas ortográficas- cuyo expresivo título es «Se precisan hipócritas para aparentar la renovación de un partido político».

Con la puerta del laboratorio abierta -el calor aprieta en las instalaciones universitarias que no disponen de aire acondicionado-, Damià Vidal mantiene el aplomo personal y su voluntad de no hacer manifestaciones públicas sobre el asunto que le ha hecho ser portada de los periódicos durante varios días. Su detención e interrogatorios en la Jefatura Superior de Policía desde el sábado al lunes no alteró apenas el programa docente que le concierne en el Departamento de Ciencias Matemáticas e Informáticas de la Universitat balear, a cuyo servicio activo regresó en el inicio del curso académico 2007-2008 tras su cese forzoso como director y gerente de Bitel S.A. «En cualquier área técnica se exige a los profesionales que asuman cierta responsabilidad, pero en Informática, que es un sector vital para la economía y la vida cotidiana de las personas, gracias al cual es posible la conexión entre entidades bancarias y el pago con tarjetas, hace falta una garantía que avale que los proyectos han sido redactados con los conocimientos técnicos necesarios», dijo Damià Vidal en una entrevista en diciembre de 2005, ecuador de su mandato en esa empresa pública de desarrollo informático del Govern balear a la que según la querella de la Fiscalía Anticorrupción habría saqueado sin disimulo.

«No nos hemos visto. Si publica algo de lo que hemos hablado no le haré declaraciones cuando me decida a hablar». Así lo dejó dicho Vidal a este medio informativo, con un acento de tranquilidad basado en las decenas de llamadas de afecto de personas desconocidas que recibió tras recuperar la libertad con fianza de 200.000 euros.

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