Todavía faltaban seis días para las elecciones generales del pasado 9 de marzo cuando la presidenta del PP balear, Rosa Estaràs, hizo el siguiente comentario: «Me preocupa lo que está pasando con Unitat, no van a llegar y el PSOE se llevará los votos».
Para entonces, sin embargo, Estaràs todavía no imaginaba el escenario que iba a surgir de la noche electoral: el PSOE le iba a robar a su partido la mayoría que, elección tras elección, obtenía el Partido Popular desde 1989. Para entonces, Estaràs ignoraba que Jaume Matas tenía previsto acompañarles en el recuento de los resultados, la noche del 9 de marzo, y -de ninguna manera- podía prever el suceso que terminaría por hundir al partido que, en 2000, logró una mayoría que humilló al PSOE balear: 5 escaños frente a 2 (se elegían siete, no ocho como ahora) y un 53'8/% de votos frente al 29'28% socialista.
El PP balear perdió votos en todos los frentes y, contrariamente a lo que hubiera sucedido en el caso de que los 'populares' hubieran mejorado resultados o que Rajoy estuviera a las puertas de ser presidente, nadie parecía dispuesto a levantar cabeza. Ni siquiera el alcalde de Calvià, Carlos Delgado que, meses antes, fue señalado por algunos como «alternativa».
Los resultados nacionales del PP echaron por tierra lo que parecía ser la estrategia del líder 'popular' de Calvià: que el discurso del tándem Acebes-Rajoy-Zaplana daría resultados y que el Partido Popular debía presentarse en toda España alejado de cualquier «veleidad» con el nacionalismo. Así y todo, Delgado aún no ha tirado la toalla de cara al congreso que viene. De hecho, hay una propuesta, apoyada en medios de comunicación próximos al PP, de presentar un tándem para el congreso 'popular': Rosa Estaràs, presidenta y Carlos Delgado, secretario general.
La propuesta no satisface a todo el partido. Cada vez son más las voces que apuestan por una «vuelta al regionalismo» de Cañellas. Pere Rotger, alcalde de Inca, defiende esta línea. Pero no sería él quien asumiría el liderazgo de esta opción, sino otro dirigente con influencia en la Part Forana: Jaume Font, ex alcalde de Sa Pobla. Cualquier acuerdo de futuro pasaría, según este grupo, por estrechar lazos con UM, no para derribar al actual Govern (hipótesis rechazada) sino con vistas al futuro.
La actual dirección del PP es consciente de que ya sólo cabe hablar de renovación y que esta se tiene que materializar en el inminente proceso congresual: sólo Rosa Estaràs, que en sus últimas declaraciones públicas se ha desmarcado de Matas, parece ahora en condiciones de continuar. Los tres presidentes insulares (incluido el de Mallorca, Pere Rotger) dejarán el cargo y el congreso de Palma se presenta lleno de dudas: Estaràs quiere prescindir de Rodríguez como secretario general pero, por otro lado, la situación de Palma es crítica y Cirer, en palabras de influyentes cargos del PP, «está más que amortizada».