El Partido Socialista Obrero Español revalidó, y amplió, su mayoría en el Congreso de los Diputados tras las elecciones del pasado domingo. Los socialistas, con José Luis Rodríguez Zapatero al frente, han conseguido 169 escaños, cinco más que hace cuatro años, pero no logran rebasar la mítica frontera de la mayoría absoluta; tal y como reconocían que era su objetivo político en estas elecciones. Con todo, lo cierto es que los resultados electorales obligarán al PSOE a tener que buscar apoyos de otras formaciones políticas para garantizar la investidura de Zapatero y poder sacar adelante las leyes más importantes.
En el otro lado, resulta obvio constatar la derrota del Partido Popular. La estrategia de tensar al máximo "hasta la crispación" el debate político durante toda la legislatura no ha dado los resultados que pretendía el equipo de Mariano Rajoy, aunque sería injusto no reconocer que, porcentualmente, los conservadores han ganado casi tres puntos y cuatrocientos mil votos en términos absolutos; un avance muy superior al de sus adversarios socialistas. De hecho, el PP también ha crecido el mismo número de diputados, cinco, para encarar la legislatura con 153 escaños. En términos coloquiales puede decirse que el PP ha aguantado el tirón del PSOE. ¿Qué ha sucedido? La matemática electoral y un innegable deslizamiento del voto de izquierdas y nacionalista en favor del PSOE explican, en buena medida, el triunfo socialista del 9 de marzo. El triunfo del bipartidismo alentado por los propios partidos y los medios afines.
Ahora cabe esperar que esta nueva legislatura destierre los malos modos y la bronca permanente por la recuperación de un clima de mayor sosiego y colaboración en la búsqueda de soluciones a los problemas de los ciudadanos, que para esto están los políticos.