Captar una fotografía como las que se exponen estos días en Ses Voltes con motivo de la exposición «Mira el mundo» no es tarea fácil. Estas fotos son el resultado de un conjunto de esfuerzo, trabajo, cualidades, veteranía y algo de fortuna. Lo que en principio parece una profesión que para muchos puede ser una afición, hay que tener sangre fría para apretar el disparador de la cámara cuando alguien, como en el caso de Tarmizy Harva, fotografía a una mujer llorando desconsolada cuando descubre el cuerpo amordazado y sin vida de un familiar en Aceh, Indonesia.
Valor es lo que hay que demostrar cuando se está en plena línea de fuego o estar en mitad de una manifestación en pleno barrio de Masina, cuando las fuerzas de seguridad de la República del Congo cargan contra manifestantes con dureza. En la exposición, donde los reporteros de Reuters desprenden gran calidad y una magnífica labor periodística (una imagen vale más que mil palabras), nos encontramos simpáticas fotos, como dos rusas en bikini y restregándose hielo en mitad del helado río Yenisey en Krasnoyarsk (Rusia) a -26 grados centígrados.
Otro de los temas que en los últimos años han protagonizado portadas y reportajes en los medios de comunicación de todo el mundo son los cayucos o pateras de inmigrantes llegando a las costas de las Islas Canarias. Imágenes que captan la dura realidad, como lo son las guerras o atentados suicidas, así como terremotos u otras situaciones climatológicas como inundaciones, incendios, etc.
En el momento de captar las fotografías el reportero muestra una fortaleza de sentimientos y forma física, pues vive con intensidad lo que pasa frente a su objetivo o cuanto le rodea, como el frío, la lluvia, el calor, etc. Son situaciones que hay que vivirlas para contarlas. Los reporteros de Reuters nos hacen tocar la realidad a miles de kilómetros con un sólo click.