El último alcalde republicano de Palma, el médico Emili Darder, recibió ayer un homenaje en el cementerio de la ciudad donde fue fusilado el 24 de febrero de 1937, por parte de Esquerra en Balears.
El acto contó con la presencia de casi medio centenar de personas allegada al pensamiento de Darder y su familia, en el que el historiador Francesc Bujosa realizó un semblante político, humano y profesional de un hombre que «por su gran coherencia, visión de la vida y desarrollo profesional, fue lo que le llevó a la muerte».
Su formación y apuesta por la microbiología le convirtieron en su día en un adelantado, así como en una persona que apostó desde el primer momento en romper las trabas entre clases sociales.
Estuvieron presentes el presidente de Esquerra-Illes, Joan Lladó, así como Helena Anglada, candidata al Senado por Unitat, y familiares directos vivos de Emilio Darder, entre ellos su nieta Mari Carmen Cano y su primo José Darder.
El acto, muy emotivo, tuvo lugar en la misma pared del cementerio en el que Darder y sus compañeros Alexandre Jaume, Antoni Mateu y Antoni Ques, defensores de la II República, fueron fusilados.