En los carnavales de la Platja de Palma, celebrados ayer tarde, quizás más de uno creyó por un momento estar en Río de Janeiro. Pero no. Y, es que este año la XXXII edición de dicho concurso ha estado rebosante de creatividad y calidad, que acompañada de una buena coordinación y un entregado público se puede decir que lo de menos era ganar. Hasta el público extranjero se animó y esperó jarra en mano o aguantando la fresca brisa, a que pasara todas las carrozas, comparsas y cuantos participantes hubo.
Del carnaval de la Platja de Palma se podrían destacar muchos grupos y disfraces, no sólo los ganadores, pues desde un grupo de monjas dentro de un Seat 600 hasta unos bellísimos ángeles, como caídas del cielo, podrían haberse llevado un premio.
La primera línea de s'Arenal se llenó de turistas en una de las tardes más coloridas del invierno, convirtiéndose en una alternativa de diversión y espectáculo.