Los servicios de limpieza de Emaya funcionaron a la perfección desde primera hora de la madrugada en la zona del Passeig Marítim de Palma. Concretamente, donde cientos de personas horas antes habían celebrado de manera intensa y frenética la Nochevieja. Los simpatizantes de la movida del 'botellón' vaciaron botellas de alcohol y refrescos y, a medida que avanzaba la noche, más de uno tuvo que desahogarse tras una palmera, coche, apuntando a los neumáticos o en el portal de alguno de los edificios cercanos. Rastro y huellas que se apreciaban junto a envases y demás porquería con los primeros rayos de luz. Los barrenderos de Palma, armados con carritos y escobas, fueron llenando varias bolsas de basura. Desde el Auditòrium de Palma hasta el Club de Mar, toda la primera línea junto a los amarres náuticos y el carril de bicicleta fue azotada por cientos de jóvenes que, eso sí, muy elegantes, se olvidaron o no quisieron mostrar un civilizado comportamiento.
Pero no sólo en tierra había restos de suciedad, también en el mar se podía apreciar más de una botella a la deriva. Los más madrugadores, que aprovecharon el buen tiempo para hacer algo de deporte al aire libre, fueron testigos de la huella que estos jóvenes dejan en la zona no sólo la pasada Nochevieja, sino cada fin de semana.
Julián Aguirre