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Editorial

La edificabilidad, un arma de doble filo

El conseller d'Habitatge i Obres Públiques, Jaume Carbonero, ha avanzado algunas de las propuestas que baraja su departamento para hacer realidad uno de los compromisos más relevantes del Govern: la ampliación del parque de viviendas de protección oficial a precios asequibles. La críticas originadas desde organismos e instituciones de indudable prestigio, como es el caso del GOB y el Colegio de Arquitectos, a la pretensión de ocupar suelo rústico para las nuevas edificaciones ha sido determinante para que, con la pretensión de abaratar costes, ahora, la Conselleria plantee un incremento de la densidad -la relación de viviendas por hectárea- en las zonas urbanas. En definitiva, subir la alturas.

Los primeros datos revelados por el conseller Carbonero reflejan unos aumentos significativos en los índices de edificabilidad respecto a los actuales, el doble en el caso de Palma y muy importante en los principales núcleos como Inca, Manacor, Eivissa, Maó y Ciutadella.

Hace falta conocer, por el momento, más detalles sobre los planes de la Conselleria. Evitar la ocupación de suelo rústico es una buena noticia, pero la opción de aumentar la presión poblacional en determinadas zonas de los pueblos y ciudades obliga a realizar un ejercicio de prudencia por los riesgos que entraña la masificación sin una garantía de oferta de servicios públicos en concordancia -zonas verdes, centros escolares, plazas de estacionamiento, servicios sanitarios...- Obtener viviendas a un precio asequible no justifica la creación de áreas urbanas que a medio plazo acabarán convirtiéndose, hay que aprender de la experiencia vivida, en auténticos guetos y en nuevos focos de conflictividad social. El conseller es el que, de momento, tiene la palabra.

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