TORRES BLASCO/OLGA QUINTANILLA
El president Antich afirmó ayer que el Govern que preside «quiere ser el motor del bienestar colectivo» e inyectar a la iniciativa privada «la fuerza y el convencimiento de que mejorar el bienestar colectivo también es un potente estímulo para la economía».
Antich hizo estas declaraciones en Madrid, concretamente durante una intervención, seguida de un coloquio, en el Foro de la Nueva Economía que organiza The Wall Street Journal, en colaboración con Viajes Marsans y Hotetur.
Por ese foro desfilan, y desfilarán, líderes políticos tanto autonómicos como estatales. Ayer fue el turno de Antich quien compareció ante el auditorio, mayoritariamente compuesto por representantes políticos y del mundo empresarial de Balears, con un par de mensajes muy concretos, todos ellos centrados en la necesidad de cambiar el modelo económico insular desde «la tranquilidad» y el pacto con todos los sectores, incluido el de la construcción.
Antich mantuvo que la «economía del ladrillo» había puesto en «situación de riesgo nuestra calidad de vida». Frente a la «economía del ladrillo» abogó por la «economía de la gente». El president, en un momento de su intervención, afirmó que «queremos que la construcción deje de ser en nuestra comunidad sinónimo de destrucción» y, a continuación, desveló sus cartas. Pidió al sector que convierta en «un instrumento más del proyecto social que hemos puesto en marcha en Balears». Reclamó un «gran pacto» entra la iniciativa privada y las instituciones públicas para propiciar la entrada en el mercado de viviendas protegidas y viviendas a precio tasado. «Facilitaremos suelo a los constructores para que haya suficientes viviendas a precio asequible».