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El metro falta a su cita con la UIB

La rectora lamenta en la reapertura de cursto que no se disponga de una financiación adecuada

Cientos de estudiantes colapsaron las paradas de autobús en el primer día de curso en la Universitat. Foto: JAUME MOREY

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Una dosis de mucho sueño, otra de ilusión justa y una última de pereza contenida es el bagaje que llevaban ayer los universitarios con motivo del inicio del curso. Eran las 07.00 horas y en la plaza de España, una de las paradas más concurridas, ya empezaban a verse las primeras legañas y los bostezos de los más madrugadores. Muchos de los estudiantes, casi todos ellos novatos, prefirieron levantarse pronto e ir con tiempo a coger el autobús por miedo a llegar tarde a su primera clase. Además, conocedores de la suspensión de la línea del metro y del problema que esto entraña debido a que los autobuses tardan más y pueden encontrarse con atascos, prefirieron no arriesgarse y dormir un poco menos para llegar antes a las paradas. Además, muchos de ellos tenían que hacer transbordos de una línea a otra, por lo que necesitaban más tiempo.

En las marquesinas, se acumulaban los estudiantes y los nervios y la inquietud del primer día se hacían evidentes, aunque el silencio era, paradójicamente, la tónica predominante. Unos pocos estaban confusos y preguntaban en la parada improvisada del dispositivo de transporte colectivo, que hacía el recorrido del metro, si este les llevaba hasta la UIB de manera gratuita, como había ocurrido la semana pasada. Pero ayer, y con motivo del inicio de las clases universitarias, el servicio varió. Así, la EMT reforzó la línea 19 y la frecuencia media era de cinco minutos y, por otro lado, un concesionario, a través del Consorcio de Transportes de Mallorca, realizó el mismo trayecto del metro pero sólo hasta el polígono de Son Castelló.

Para entrar en el autobús que les conduciría a su próxima etapa estudiantil, los novatos pagaban con dinero y los veteranos con la tarjeta ciudadana. En el interior, algunos se encontraron con su grupo de amigos con el que rememoraron sus vacaciones de verano y comentaron los horarios de este curso. Otros preferían escuchar música a través de su mp3 y echar una cabezadita. Pero un tema rondaba por la cabeza de casi todos ellos: la suspensión del metro. Se mostraban decepcionados con esta situación , ya que, según comentaban, «el inicio hubiese sido diferente».

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