El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y la ministra de Vivienda, Carme Chacón, presentaron ayer a las puertas del Palacio de La Moncloa un plan para el fomento del alquiler de viviendas en España; en especial entre los jóvenes. El anuncio ha generado reacciones diversas entre el resto de las formaciones políticas, aunque en términos globales hay una coincidencia generalizada en tildar de electoralista el anuncio formulado desde el Gobierno, el cual -en esta última etapa de la legislatura- está dispuesto a dar un giro social a su política ante la convocatoria de las elecciones generales del mes de marzo de 2008.
Del parque total de viviendas en España sólo un 11 por ciento está dedicado al alquiler, dato que revela lo arraigada que está en la sociedad la cultura de la propiedad en cuando se trata de la vivienda habitual, una tendencia que no parece que vaya a cambiar de un modo radical con las medidas anunciadas por el presidente y su ministra; a pesar, incluso, del repunte en los tipos de interés hipotecario.
No obstante, es evidente que, para un segmento de la juventud, las ayudas del Gobierno para el alquiler son una propuesta interesante; aunque al tratarse de una subvención lineal -210 euros mensuales durante 4 años- genera una evidente discriminación territorial. El precio de los alquileres no es el mismo en Balears -uno de los más altos de España- que Madrid, Barcelona o Extremadura, aunque sea por citar algunos ejemplos dispares.
La apuesta inicial de Zapatero por resolver el problema de la vivienda en España, hasta el punto de crear un Ministerio con esta única función, queda diluida con la subvención a los alquileres para jóvenes con ingresos inferiores a los 22.000 euros anuales. Mientras, las hipotecas siguen lastrando las nóminas.