Las obras del Centre d'Interpretació del Parc Nacional de Cabrera, en la Colònia de Sant Jordi, están a punto de concluir. El centro, que lleva más de un año de retraso, mostrará y explicará el medio marino, terrestre e incluso arqueológico (reproducciones de pecios) de Cabrera mediante acuarios (con 700.000 metros cúbicos de agua de mar, siempre reflejando la realidad biológica del Parc), recreaciones y audiovisuales (también en tres dimensiones). Sobre una parcela de 3.000 metros cuadrados, la instalación contará con unos 2.500 construidos rodeados de jardines y será el mayor centro de interpretación de Europa.
Como en la realidad natural, el medio submarino de Cabrera será expuesto en las plantas inferiores y el terrestre, en las superiores. El presupuesto, financiado por el Ministerio de Medio Ambiente, asciende a 20 millones de euros.
Los iniciales problemas de filtración de agua se solventaron con un doble suelo de 1.800 metros cuadrados y un sistema de evacuación.
Dejando aparte retrasos y problemas de obras, el edificio, ahora que está próximo a finalizarse, no deja indiferente y ha sorprendido por su voluminosidad. En teoría, es una evocación de los antiguos talaiots. Fue Jaume Matas, cuando era ministro de Medio Ambiente, quien decidió la construcción del edificio. Los actuales gestores del departamento estatal, con la socialista Cristina Narbona al frente, han continuado con el proyecto, aunque al principio no ocultaron que fue un tanto a «regañadientes».
Xavier Pastor, director ejecutivo en Europa de Oceana, organización internacional dedicada a la investigación y protección de los mares, reconoce que «no he visto el edificio y, por tanto, no puedo opinar sobre el mismo ni sobre sus contenidos, pero estoy de acuerdo en que el centro de interpretación se ubique en la Colònia de Sant Jordi, como núcleo urbano más vinculado a Cabrera y tal como algunos ya proponíamos cuando yo integraba el Patronat del Parc Nacional».
Antoni Muñoz, del GOB, se muestra más crítico, aunque tampoco ha visto el edificio: «Me da la impresión de que el mantenimiento de este centro de interpretación va a resultar muy caro, y ello sorprende cuando los parques naturales van tan estrechos, económicamente hablando. Y precisamente el de Cabrera vive casi en la precariedad y la penuria económicas. Todo ello significa que todo el dinero que irá destinado al mantenimiento del centro de interpretación no se dedicará a protección e investigación. Está claro que Cabrera necesita un centro de interpretación, pero las líneas de actuación deberían estar más compensadas». Muñoz pone como ejemplo de la precariedad de los espacios protegidos el Parc Natural de s'Albufera: «Allí hay un déficit crónico de vigilancia. Hemos pedido reiteradamente que se contrate más personal para vigilancia, pero está visto que para esta cuestión es muy complicado que la Administración invierta dinero, aunque la junta rectora admite la situación. Para unas cosas hay dinero y para otras, no. En s'Albufera no hay vigilancia las 24 horas y ello se traduce en gente paseando por las dunas o pescando en zonas prohibidas. Los agentes medioambientales no dan abasto porque no se dedican en exclusiva al parque natural».