Miquel Riera se ha convertido en una especie de guía de aquellos que escalan sin cuerda ni arnés gracias a su libro Psicobloc Mallorca. Durante estos días, un grupo de 20 jóvenes vascos se encuentran en nuestra isla, libro bajo el brazo y vistiendo bañador, para practicar este deporte en nuestras costas más rocosas. Destaca la Cova del Dimoni, Porto Cristo, paraje ideal para realizar este tipo de escalada y que de cada día se encuentra más concurrido por los jóvenes que se atreven a trepar por las rocas con la única ayuda de los 'pies de gato', zapatos de goma para no destrozarse las plantas de los pies.
«Siempre ha habido gente que subía las rocas, ya fuera para ir a buscar huevos o por cualquier otra cosa» explica Miquel Riera. Todo empezó en 1978 como un hobby, pero con el paso del tiempo se ha convertido en deporte. El Dique del Oeste del puerto de Palma es un lugar idóneo para practicar e ir aprendiendo. Y es que Mallorca, con más de 1.200 kilómetros de roca calcárea aún por escalar, es un paraíso para los practicantes del 'psicobloc'.
Los jóvenes, ademas, lo tienen claro: «no hay ningún lugar como aquí», dice Iván, procedente de Vitoria. Él, junto a sus amigos, ha venido a Mallorca en busca de rocas, a encontrar la mejor escalada, y se mueve por la Isla con su furgoneta llegando a los mejores rincones para practicar el 'psicobloc'. Comenta también que «como aquí no tienes público, te grabas y después lo enseñas». Es más, el 'psicobloc' ya tiene un Emmy de los deportes, que consiguió Chris Sharma, uno de los mejores escaladores del globo, con su documental The King Lines. Riera afirma que es la adrenalina desprendida con el 'psicobloc' la que hace que la gente se enganche a este deporte. «Es mejor que cualquier droga. Es lo que te hace seguir cuando ya no puede más, es nuestro dopaje».
M. Bonnín