l XXIII Trofeo Almirante Conde de Barcelona da celebró ayer la primera regata con una jornada placentera, enturbiada al principio por la anulación de la primera salida por falta de viento.
Desde primera hora de la mañana el recinto del 'village' se vio especialmente animado ante la presencia de numerosos visitantes atraídos por la belleza y calidad de los barcos participantes.
El muelle de golondrinas y buena parte del Passeig Marítim se han convertido en un formidable expositor para contemplar a estas piezas dignas del mejor museo, entre las que destacan dos embarcaciones de origen mallorquín.
Se trata de la goleta Isla Ebusitana, el participante más antiguo, construido en Palma en 1856, en el contexto de la época más floreciente de la marina insular, y de la barca de bou aparejada con vela latina Balear, de 1924, restaurada por el Consell de Mallorca.
Por cuanto se refiere a los grandes yoles y queches, destacan el Mariette, el Veronique, el Avel, el Madrigal y el Mariquita, entre otras grandes joyas de la vela, construidas de forma artesanal en maderas nobles.
Gabriel Alomar