La oferta variada, los distintos estilos y espacios y, como no, la gente, hacen de Cala Rajada un microcosmos en el que cada uno encuentra su sitio. Familias, parejas, gente mayor, gente joven y niños encuentran cosas que hacer en la noche de Cala Rajada.
Los alrededores del puerto, con su paseo marítimo bordeando la costa, atraen cada noche a un sinfín de personajes variopintos que se acercan al lugar para cenar, tomar una copita o dar un agradable paseo cerca del mar. Es una noche tranquila, relajada y distendida en la que familias y parejas pasan el rato con una cóctel en la mano mientras mantienen conversaciones intrascendentes que sólo se ven alteradas por el griterío de los más pequeños que disfrutan, a su modo, de la velada.
Pero aquí no termina la oferta del lugar. En la llamada segunda línea, detrás del paseo, la noche se torna de otro color, con otro ambiente, con otro estilo, con otra música y con otra vida. Los acentos extranjeros, alemanes y daneses en su mayoría, se adueñan del ambiente. Los jóvenes pasean de un lado a otro buscando alguna terraza en la que aposentarse y empezar a beber o merodean en busca de algún miembro del sexo opuesto para hacerle compañía. La noche es joven, se suele decir. Lo que importa es la fiesta, el compañerismo y pasárselo bien. Copas, música y gente, mucha gente. Así es la noche y así se vive en Cala Rajada.
Luis Pomar
Fotos: Óscar Pipkin