Ocho orejas y un rabo se cortaron ayer en Inca para la corrida patronal. Algunos de ellos concedidos de forma generosa debido a la insistencia del público, que más que a los méritos, quería ver salir a los tres diestros a hombros y así fue. Los de Baltasar Ibán resultaron buenos para los toreros, aunque flojos, y sólo recibieron un puyazo. Vicente Barrera, que sustituía a El Cid, se lució con el capote en ambos de su lote.
A su prirmero le instumentó una faena de trazo clásico, con tandas en redondo y otras templadas al natural, midiendo las fuerzas de la res. Dispensó adornos, pases circulares y manaoletinas, acabando con desplante. Finiquitó de estocada que bastó. Con su segundo estuvo con la muleta variado y elegante, aunque la faena fue a menos debido a las pocas fuerzas del animal. Cobró una gran estocada que le valió el segundo apéndice.
Canales Rivera recibió a su primero con una larga cambiada, verónicas y chicuelina, levantando el ánimo del público. La faena de Canales tuvo dos fases, una con templadas tandas y la otra con pases para llegar directamente a los espectadores con molinetes de rodillas y desplantes. El público lo jaleó. Malogró toda la labor con el deficiente manejo de los aceros y saludó en el tercio. A su segundo apenas lo toreó.